Septiembre 2002

Al atardecer en la Reserva Ecológica Siboney-Juticí, la mayor colonia de murciélagos de Cuba, emergen en busca de alimento. La franja costera entre la bahía de Santiago de Cuba y la comunidad de Siboney posee una mezcla invaluable ideal para la conservación de la biota cubana. Aquí un asombroso mundo de terrazas marinas, labradas por las olas, parecen surgir del mar como una escalera para gigantes.

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Las formaciones superficiales de piedra caliza han creado un paisaje lleno de rocas puntiagudas y cavidades, donde el suelo está restringido a unos pocos lugares y ubicado al sur de las montañas bloqueando la humedad y creando un ambiente extremadamente seco. La escasez de agua ha creado adaptaciones de la flora y bajo tierra, un extenso sistema de cuevas ha permitido nichos perfectos para la diversidad de la fauna.

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Sin embargo, la Reserva y procesos ecológicos son vulnerables a las presiones externas y podría volver la extracción clandestina de recursos. La mayor amenaza es la falta de un plan de manejo integral para Siboney-Juticí que proporcione estrategias para actividades sostenibles y protección de áreas fuera de la Reserva donde se alimentan los murciélagos. Nuestro objetivo fue llenar algunos vacíos de información sobre la diversidad biológica y fortalezas sociales de los habitantes del área.