Octubre-Noviembre 2004

A primera vista, la región Matsés es una típica selva amazónica, llena de vegetación y vida silvestre. Imágenes satelitales mostró tonos verdosos, morados indicando pantanos y azul profundo de un bosque en regeneración. Una mirada más cerca mostró tonos de lila que da pista de algo extraordinario. Lo que especulamos del sobrevuelo como palmeras típicas de zonas pantanosas, una vez en el suelo resultaron ser palmeras de arena blanca Mauritia carana y Euterpe catinga, formando un bosque de arena blanca, previamente no visitado por científicos.

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Los Matsés—habitantes de la región—conocen los recursos en sus territorios. Han conocido estos bosques desde hace mucho tiempo y los consideran frágiles y sagrados. Durante generaciones, saben que estas áreas no son buenas para la agricultura por sus suelos pobres en nutrientes y que no son aptas para la caza debido a la escasez de especies de caza.

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No solo nos impresionaron los bosques de arena blanca, sino también cómo en un día podíamos caminar por bosques inundables, tupidos bosques de tierra firme, bajiales húmedos y pantanos, con un vasto mosaico suelos, que permite que sea una representación completa de Amazonía y un laboratorio de evolución. La propuesta Reserva Comunal Matsés y los varillales adyacentes, con la profunda participación de los Matsés, protegerá este mosaico para las futuras generaciones.